Vid y olivo, preparación del suelo para una campaña fructífera
En época de abonado de la vid y del olivo hay que plantearse qué producto emplear para lograr los mejores resultados.
La correcta preparación de la tierra para que disponga de un equilibrio de nutrientes es fundamental para conseguir una buena campaña. Es una de las prácticas que más influencia tiene en la producción y en la calidad de la cosecha y debe ser lo más respetuosa posible con el entorno, evitando lixiviados y escorrentías.
Aunque los macronutrientes necesarios (Nitrógeno, Potasio y Fósforo) se encuentran en el sustrato de forma natural, no se reponen lo suficientemente rápido como para mantener la fertilidad del suelo. Es por ello que se hace necesario realizar aportes adicionales. ¿Pero a qué abono recurrir?
Partiendo de las garantías que ofrece el abono orgánico completo frente a los fertilizantes sintéticos e incluso el estiércol (Ver: Los beneficios de los abonos completos 100% orgánicos), antes de elegir uno u otro es conveniente efectuar un análisis del suelo y foliar para conocer las necesidades exactas de cada cultivo.
Deben tenerse en cuenta las características y composición del sustrato, pero también el tipo de material vegetal empleado, su edad, las prácticas agrícolas, el estado hídrico o la densidad de plantación, entre otros aspectos. Es importante también la observación del propio agricultor sobre el desarrollo y evolución de las plantas.
Ateniéndose a todas estas circunstancias para tratar de evitar carencias y excesos nutricionales se pueden aplicar abonos de la forma más eficiente posible mediante su formulación concreta, su fraccionamiento y/o su adaptación a la fase del ciclo del cultivo en que su disponibilidad sea la más adecuada.
El abono para el olivo y viñas en formación
En la actual etapa del ciclo productivo del olivo el árbol necesita toda la energía para desarrollar su masa foliar, y una de las mejores opciones por su formulado es el abono completo con Organitro®, rico en nitrógeno y 100% orgánico. De la misma manera, es la referencia más adecuada para las viñas en formación.
Su alto contenido en materia orgánica mejora de forma sustancial las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo. También aumenta la capacidad de intercambio catiónico* y actúa como agente amortiguador al disminuir la tendencia a un cambio brusco del pH del suelo cuando se aplican sustancias de reacción ácida o alcalina. Además, permite la formación de complejos órgano-metálicos, estabilizando así micronutrientes del suelo que, de otra manera, no serían aprovechables.
Es fundamental la estimulación del metabolismo de la planta y la revitalización de los cultivos, especialmente en los periodos de máxima demanda de nutrientes para conseguir mayor productividad, y referencias como ésta son básicas para ello.
Viñas en producción
Para las viñas en producción, con mayores requerimientos de potasio, se puede recurrir a soluciones especializadas como Seivital K. Se trata de un fertilizante orgánico con un alto porcentaje de este macronutriente esencial, lo que lo convierte también en el más apropiado en los momentos de floración y cuajado de los cultivos.
Gracias a su aporte de materia orgánica y ácidos húmicos permite al agricultor, no sólo mejorar la estructura del terreno aumentando la capacidad de intercambio catiónico, sino también elevar la actividad microbiológica e incrementar la disponibilidad de potasio intercambiable al favorecer la transformación de este nutriente, que está presente en el suelo en forma no asimilable por las plantas.
*Capacidad que tiene un suelo para retener y liberar cationes. Los cationes de mayor importancia con relación al crecimiento de las plantas son el calcio (Ca), magnesio (Mg), potasio (K), amonio (NH4+), sodio (Na) e hidrógeno (H). Los primeros cuatro son nutrientes y se encuentran involucrados directamente con el crecimiento de las plantas. El sodio y el hidrógeno tienen un pronunciado efecto en la disponibilidad de los nutrientes y la humedad.