Control ácaros en rosa: estrategia y recomendaciones
Población de ácaros después de la aplicación de Seican.
El control de ácaros se torna fundamental cuando esta plaga aparece sobre los cultivos. Hay dos factores que explican la importancia de actuar con rapidez, y ambos tienen que ver con su velocidad de reproducción y con el daño que pueden llegar a provocar en las cosechas. Ante los primeros síntomas visibles de infestación, Seipasa recomienda actuar con Seican, un acaricida de origen natural con un poderoso efecto de choque para el control biológico de ácaros.
A pesar de su diminuto tamaño, un monitoreo detenido nos permitirá reconocer los ácaros en el envés de las hojas. Podemos hacerlo con una lupa, o bien colocando un folio de papel en blanco debajo de la hoja y golpeándola de forma leve hasta provocar su caída sobre la superficie.
Los ácaros generan una tela de seda para moverse por la planta. Cuando el nivel de infestación es muy alto podemos llegar a apreciar la forma y el volumen de esta tela a simple vista.
En cualquiera de los casos, la realidad nos indica que la forma más sencilla de reconocer un ataque de ácaros es a través de los daños que provocan en los cultivos. Los ácaros se alimentan de savia. Perforan las hojas por medio de su aparato bucal y provocan lesiones visibles en la epidermis. Las zonas dañadas se reconocen por la aparición de manchas punteadas de color gris o amarillento que acaban por deshidratarse. Si el ataque es más severo, las hojas pueden sufrir deformaciones o enrollamientos que desembocan en la defoliación de la planta.
Tal como señalábamos en la introducción del artículo, el control de ácaros tiene componente de urgencia a causa de su rápida velocidad de reproducción, ya que presentan un ciclo muy corto desde la eclosión del huevo hasta que alcanzan el estado adulto.
Ácaros y desarrollo biológico
Una hembra puede llegar a poner más de 100 huevos, con un ciclo reproductivo que se acelera en un rango de temperaturas entre 23 y 30ºC. Los ácaros refieren climas cálidos y secos, por lo que su desarrollo se detiene en condiciones de elevada humedad relativa, temperaturas inferiores a 12ºC o por encima de 40ºC. En regiones con inviernos más templados, las generaciones se suceden durante todo el año, o bien hibernan hasta la siguiente primavera.
Existen muchas especies y subespecies de ácaros. Entre las más comunes encontramos Tetranychus urticae, más conocida como araña roja o ácaro de dos manchas. Puede llegar a afectar a una gran variedad de cultivos, tanto al aire libre como en invernadero.
Tetranychus urticae: mecanismos de control
Seican es un acaricida de origen botánico diseñado por Seipasa para controlar las poblaciones de ácaros de forma rápida y efectiva. El gráfico 1 revela los resultados del ensayo realizado en la localidad colombiana de Tenjo sobre Tetranychus urticae en el cultivo de rosa. Las conclusiones muestran la capacidad de Seican para reducir la población de araña roja tras la primera aplicación.
Gráfico 1.- Promedio (número) de araña roja (Tetranychus urticae) en el cultivo de rosa.
Dentro del mismo ensayo, el gráfico 2 muestra la eficacia de Seican para controlar la plaga, con un promedio que supera la eficacia de la referencia biológica en las dos aplicaciones realizadas y que sobrepasa el 80% una semana después de la segunda aplicación.
Gráfico 2.- Promedio (%) de eficacia de Seican en el control de araña roja (Tetranychus urticae) en el cultivo de rosa.
Para obtener esos niveles de eficacia en el control de ácaros, Seican actúa por contacto: reblandece el exoesqueleto y promueve su deshidratación. Es decir, el ácaro queda expuesto a la pérdida de fluidos corporales, lo que provoca su deshidratación y muerte.
Seican también actúa sobre los huevecillos que dan origen a las larvas: reduce su viabilidad y detiene el desarrollo biológico. Es una herramienta idónea para su inclusión en estrategias de control integrado de plagas y gestión de resistencias. Además, Seican no presenta plazo de seguridad, por lo que se puede aplicar en momentos muy cercanos a la cosecha.
Más allá de la aplicación de tratamientos de control de ácaros para reducir y eliminar la incidencia de esta plaga, existen una serie de prácticas muy recomendables relacionadas con la buena sanidad del cultivo. Estas pasan por mantener en perfectas condiciones la higiene del invernadero y de las parcelas adyacentes desde el momento en que finaliza el cultivo anterior, además de controlar la humedad relativa y realizar batidas de monitoreo constante.