Control de trips: todo lo que debes saber para mantenerlos a raya
Imagen de trip sobre un cultivo tomada con microscopio
Pequeño, muy pequeño, pero matón. Así es el trip, una de las plagas que más quebraderos de cabeza causa entre los agricultores por los daños que provoca en una amplia variedad de cultivos, incluyendo numerosas especies de hortícolas y ornamentales.
El control de trips se antoja fundamental para preservar la sanidad vegetal de los cultivos, con medidas que van desde la detección temprana, la aplicación de prácticas culturales, el control biológico con insectos auxiliares y los tratamientos de choque, en el caso de ser necesarios. Seipasa ha desarrollado Pirecris, un insecticida para combatir los trips que actúa con un potente efecto de choque y provoca una rápida disminución de la plaga.
Como siempre ha sucedido en agricultura, la observación y la alerta siguen siendo los mejores consejeros del agricultor. Conviene comenzar por revisar los botones florales, ya que este es el lugar donde las hembras suelen depositar los huevos. Frankliniella occidentalis, el nombre científico con el que se conoce al trip occidental de las flores, se alimenta de los tejidos vegetales: su picadura perfora las células de los tejidos superficiales, succiona su contenido y provoca decoloraciones, deformaciones y manchas en la piel de los frutos.
En la vid, por ejemplo, los ataques pueden producirse con los primeros racimos visibles. La hembra deposita el huevo en la piel de la baya, muy frágil en ese estadio fenológico. Su acción provoca una pequeña herida que terminará por abrirse cuando la baya se hinche. En cultivos hortícolas, los síntomas también son fácilmente identificables a partir de pequeños puntos de color gris plateado que se irán oscureciendo hasta provocar la necrosis o muerte del tejido.
Cómo controlar los trips
Caracterizados por su color grisáceo o rayando el marrón, los trips miden entre 1 y 2 mm y suelen pasar por varios estadios hasta llegar a su fase adulta. Se desarrollan de forma óptima con temperaturas entre 20 y 25 grados, aunque el desarrollo de su ciclo vital se acelera con el incremento de temperatura.
Además, se mueven rápido, ya sea impulsados por pequeños vuelos o al ser arrastrados por el viento, por lo que tienen facilidad para desplazarse entre un cultivo y otro.
En el control de trips existen una serie de prácticas culturales que invitan a revisar y cuidar al máximo las entradas y aberturas de los invernaderos con la instalación de mallas, deshacerse de malas hierbas o restos de cultivo que pueden actuar como posible refugio de la plaga, o emplear trampas cromotrópicas para el monitoreo. Asimismo, en algunos cultivos, como ocurre en el caso de los hortícolas, el uso de insectos beneficiosos de lucha biológica es recomendable cuando la presión de trips es moderada.
Insecticida para trips
Cuando el objetivo es conseguir una rápida disminución de las poblaciones, la gestión integrada de plagas incluye el uso de insecticidas contra trips como herramienta de control. Pirecris es un bioinsecticida desarrollado por Seipasa que proporciona un potente efecto de choque contra esta plaga.
Pirecris aporta un potente efecto insecticida que actúa bloqueando el sistema respiratorio del insecto hasta provocar su muerte. El producto actúa sobre huevos y larvas, reduciendo de forma muy significativa el número de nuevas generaciones.
El gráfico 1 muestra los resultados del ensayo realizado en el cultivo de rosas para el control de la especie Frankliniella occidentalis. Tras 2 aplicaciones en un intervalo de 7 días, Pirecris permite reducir los niveles de presencia de trip en un 85% a partir del tercer día de aplicación del tratamiento.
Gráfico 1: evolución de la población de trip
Se trata de un insecticida con registro fitosanitario contra trip, pulgón, mosca blanca o cicadélidos en un amplio rango de cultivos y países como España, Italia, Portugal, Grecia, Chipre, Francia, México, Colombia o Marruecos.
Pirecris está diseñado a partir de una exclusiva formulación gracias al perfecto equilibrio de las moléculas PI y PII que componen la sustancia activa, y que aportan la máxima eficacia insecticida, tanto en campo abierto como en invernadero.
Las micromoléculas que componen su formulación condensan y generan una red estable y equilibrada en toda la disolución, y proporcionan una cobertura perfecta sobre la hoja y el insecto.