El calcio en tropicales y su implicación en la calidad final del fruto
9.333 km. Es la distancia que separa el Aeropuerto Internacional de Morelia, la capital del estado de Michoacán (México), del mercado de Ten Katemarkt, uno de los más emblemáticos dentro de los barrios de Amsterdam (Holanda). En sus famosos puestos de frutas, verduras y productos delicatessen se distribuyeron el año pasado miles de kilos de aguacates mexicanos que hicieron las delicias de los consumidores locales.
Llegaron procedentes del líder mundial en el cultivo y exportación de esta fruta gracias a su capacidad para producir 1 de cada 3 aguacates que entran en el mercado internacional. Además de a Países Bajos, México exportó gran parte de sus 2,4 millones de toneladas producidas en 2020 a destinos tan lejanos como Japón, Canadá, Francia, China, Corea del Sur y, obviamente, Estados Unidos.
Recorrer esas 5.799 millas, y conseguir que la fruta llegue en perfectas condiciones hasta la despensa de los agradecidos paladares centroeuropeos, solo es posible gracias a un exquisito manejo de todos los parámetros que intervienen en la calidad, especialmente en todo lo relacionado con el tratamiento postcosecha.
Gestionar la nutrición y fertilización de las frutas tropicales de forma adecuada es esencial para mejorar sus cualidades organolépticas, visuales y, cómo no, para alargar la vida útil y conseguir que las frutas lleguen y se mantengan en condiciones óptimas hasta el momento de su consumo.
Si hablamos de calidad, el calcio es uno de los nutrientes que más y mejor influye en este parámetro. Se trata de un elemento estructural que juega un papel determinante en el mantenimiento de los tejidos celulares, el desarrollo y la fructificación del cultivo.
El calcio actúa como elemento de cohesión entre células y aporta fortaleza a la pared celular, dureza y capacidad de conservación. Todo ello reduce las posibilidades de entrada de patógenos y, por consiguiente, de que se produzcan mermas en la calidad. El déficit de calcio se asocia con pudriciones, baja resistencia y otras taras que acortan la vida útil de la fruta.
Disponibilidad de calcio en el suelo
Para analizar el papel del calcio en la calidad de frutas tropicales como el mango, el aguacate o la chirimoya debemos entender, en primer lugar, cómo actúa el calcio que se encuentra presente en el suelo de forma natural.
Conviene recordar que la propia formación del suelo, su estructura y el paso del tiempo han contribuido a la liberación del calcio, de manera que puede formar parte de la propia materia orgánica del suelo, ser absorbido por la planta, estar bloqueado o en forma de baja solubilidad, o bien haberse perdido a causa de la lixiviación. Por este motivo, se recomienda disponer de un análisis previo del suelo con el objetivo de conocer su estado nutricional y aprovechar al máximo las posibilidades de rendimiento.
El papel de la transpiración
El transporte de calcio en la planta se produce vía xilema, gracias a la circulación de agua desde el suelo y las raíces hasta la parte aérea. Por ese motivo, es necesario asegurar una correcta hidratación de la planta, especialmente en los primeros estadios de su desarrollo. Una escasa transpiración, ya sea por un exceso de humedad en el ambiente o a causa de temperaturas excesivamente bajas, dificultaría esa circulación de agua y podría, con ello, provocar graves déficits de calcio en la fruta madura.
Momento de aplicación y fenología
Una vez en la planta, el calcio se acumula en las hojas más viejas por su mayor capacidad de transpiración. Así, son los órganos más jóvenes, a pesar sus mayores requerimientos de calcio, los primeros en manifestar la carencia de este macronutriente a causa de su menor tasa de transpiración.
En el caso del aguacate, por ejemplo, existe una oportunidad para el calcio en la etapa fenológica previa a la floración porque es el momento en que la planta registra la mayor tasa de transpiración y, por lo tanto, con las mejores condiciones para que el calcio se transporte desde las raíces hasta las hojas y frutos.
Nutrición de alto valor añadido
Si estamos a tiempo de su asimilación por parte de la planta, la nutrición de los frutos tropicales recomienda la aplicación de calcio por vía radicular. Seipasa ha diseñado la nueva línea de productos BioActive, formada por un conjunto de soluciones nutricionales de alto valor añadido que cubren todas las necesidades de los cultivos en cada una de las fases de su desarrollo.
Línea BioActive de Seipasa
Dentro de la línea BioActive encontramos Riguer Flow, una formulación que, gracias a los modos de acción sinérgicos de su composición, además de mejorar la estructura del suelo y favorecer el desarrollo radicular, reduce bloqueos causados por condiciones extremas y contribuye a la constitución de paredes celulares resistentes y gruesas que protegerán a las células de los diferentes ataques.
Gracias a la formulación flow en forma micronizada, la tecnología BioActive presente en Riguer Flow permite que la disolución sea óptima y que la absorción de nutrientes por parte de la planta sea máxima.
Riguer Flow, además, actúa como un ecualizador de la rizosfera: permite la liberación, estabilización y equilibrio en la absorción de nutrientes bloqueados, incrementa la eficiencia del agua en el suelo y aporta una mayor fortaleza estructural frente a diferentes tipos de estrés.
Riguer Flow mejora la plasticidad estructural de las paredes y membranas celulares. Su acción es clave en el proceso de traslocación, incluso en momentos de baja evapotranspiración. Además, es una solución eficaz para combatir el estrés salino.
Dentro de la línea BioActive de Seipasa también encontramos Filer Flow, una formulación diseñada para favorecer el engorde y llenado del fruto, mejorar la estructura y rigidez de la planta y asegurar la máxima calidad final de cosecha.
Por su parte, Roker Flow ha sido desarrollado para asegurar un aporte de energía desde la raíz hasta el fruto de forma sostenida y constante. Activa el crecimiento de la microflora y facilita la asimilación de nutrientes. Roker Flow tiene un aporte nutricional efectivo y de rápida disposición que favorece el crecimiento ordenado de la planta y consigue una fructificación y maduración homogéneas.
Ante un producto que, en muchas ocasiones, está obligado a viajar miles de kilómetros para llegar al consumidor final, el calcio se revela como un macronutriente esencial para mantener unos niveles de calidad óptimos. El manejo del cultivo y las soluciones que se aplican en origen deben complementarse con un adecuado tratamiento en postcosecha para prolongar el ciclo de vida útil y garantizar su conservación y calidad hasta los mercados de destino.