Estrategias ante las enfermedades de madera de la vid
Las enfermedades de madera de la vid constituyen uno de los principales problemas que afectan a este cultivo en la actualidad. Con la llegada de los meses de verano, el cultivo de la vid entra en una fase decisiva. De ella depende la supervivencia económica de miles de familias y empresas.
Es por ello que los análisis y estudios acerca de las enfermedades de madera de la vid se intensifican en un momento clave para el sector, que trabaja con la vista puesta en la vendimia, pero mirando de reojo la próxima campaña. En julio, la ciudad de Reims (Francia) tiene previsto acoger un congreso internacional con presencia de un nutrido grupo de expertos internacionales sobre esta materia.
Las enfermedades de madera de la vid se han hecho más evidente en los últimos años a causa de los avances en el conocimiento de las especies fúngicas que intervienen en el proceso de degradación de la madera.
La intensificación de la producción, la mayor edad de los viñedos y el extenso período de tiempo que puede transcurrir entre la penetración de los hongos y la visualización de los primeros síntomas (en algunos casos, las enfermedades de madera de la vid pueden existir ya en el plantón que llega del vivero) son factores que pueden explicar por qué nos encontramos ante un incremento de la presencia de estas enfermedades.
La ausencia de materias activas fungicidas registradas capaces de hacer frente a estos patógenos obliga a reforzar las medidas de carácter preventivo para evitar la penetración o en avance de estos hongos en la materia. La práctica y el conocimiento desarrollado aconsejan emplear un sistema de poda que minimice los cortes, ya que la transmisión de las enfermedades de madera de la vid se produce a través de las heridas de poda.
Además de evitar las heridas gruesas, las prácticas culturales también recomiendan la poda con tiempo seco, es decir habiendo dejado transcurrir varios días después de un episodio de lluvias.
Los avances en la investigación de las enfermedades de madera de la vid también apuntan al uso de la termoterapia con agua caliente (TAC) como método para reducir las infecciones causadas por hongos de la madera en material de propagación. Su aplicación ha sido abordada por David Gramaje, investigador del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) en artículos científicos y foros como el Encuentro sobre la Vid y el Vino desarrollado por Phytoma el pasado mes de marzo.
Enfermedades de madera de la vid: activación del sistema defensivo
Las medidas preventivas también aconsejan el uso de tratamientos capaces de estimular el sistema defensivo de la planta. Bryosei es una solución natural desarrollada por Seipasa que actúa como activador de los procesos de brotación y estructuración vegetal. Bryosei estimula los mecanismos de defensa de la planta gracias a su compuesto principal, que induce la síntesis de proteínas implicadas en el sistema inmunológico.
Pero Bryosei no solo activa las autodefensas, sino que refuerza los haces vasculares de la planta, lo que genera una mejor translocación de los nutrientes en sentido a favor y en contra del gradiente gravitacional. Esto se traduce en un cultivo equilibrado, con un desarrollo vegetativo potente, estructurado y eficiente. Los cultivos ganan en porte y arquitectura foliar, mejorando su capacidad de respuesta frente a la superación de estreses.
Un ejemplo de ellos es el ensayo desarrollado por Seipasa en vid entre los años 2014 y 2016 (ver figura 1). Los resultados muestran el efecto inductor de Bryosei. El ensayo se realizó en una parcela en la cual existían antecedentes de enfermedades vasculares. Tras la primera campaña en 2014, la incidencia de enfermedades se disparó en las zonas del control mientras que Bryosei fue capaz de mejorar la circulación de savia disminuyendo el porcentaje de viñedo afectado en las siguientes campañas (2015 y 2016).
Figura 1.- Incidencia de la enfermedad de madera en viñedo
La estimulación del sistema defensivo ayuda a la prevención de estreses, por lo que esa misma prevención puede convertirse en una estrategia para minimizar la penetración o avance de enfermedades fúngicas.