Olivar superintensivo: claves en la bioestimulación para mejorar los parámetros de calidad
El olivar, el segundo cultivo más importante en España solo por detrás del cereal de grano, ha ido dejando atrás poco a poco el sistema tradicional para entrar cada vez con más fuerza en un modelo de producción superintensivo.
Aunque el olivar de secano sigue siendo predominante (70% de la superficie, según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos del Ministerio de Agricultura) el avance de los nuevos sistemas de producción hacia el olivar en seto y superintensivo, así como las necesidades que impone el mercado, auguran una revolución mucho más profunda en el medio y largo plazo. La compañía Seipasa, consciente de este nuevo paradigma, ha desarrollado el nuevo bioestimulante radicular Radisei, una solución diseñada para responder a los requerimientos de producción y calidad que exige el cultivo.
En la actualidad, en España se riegan más de 850.000 hectáreas de olivar. La cifra puede parecer modesta si la comparamos con las cerca de 1.900.000 hectáreas que todavía permanecen en olivar de secano, aunque, como siempre, la clave la encontramos en la tendencia que marcan las cifras. Esos datos nos recuerdan que, hace 35 años, el número de hectáreas de olivar en regadío apenas superaba las 100.000. Solo en los últimos 9 años la superficie ha crecido un 14% frente al 2% del incremento del secano.
Entre un punto y otro de la cadena temporal encontramos una lenta pero inexorable reconversión del sector hacia sistemas de olivar superintensivo y olivar en seto. Los avances de la mano de la mecanización y la tecnología y, especialmente, la necesidad de rentabilidad por parte de los productores, explican los matices que, poco a poco, comienzan a imponerse en la fotografía que obtenemos de este cultivo en nuestro país.
Con rendimientos medios de los cultivos en regadío que duplican con creces los de secano (1.700 kg/ha frente a más de 4.200 kg/ha, según datos del Ministerio de Agricultura relativos a 2019) son varias las claves que determinan el manejo y gestión en las explotaciones de alta densidad. Una de ellas reside en los tratamientos que se aplican al olivar desde el punto de vista de la bioestimulación, especialmente en el caso de cultivos con densidades que pueden oscilar entre los 1.500 y los 3.000 árboles en el caso de las explotaciones en superintensivo.
En este escenario, los árboles deben entrar en producción de la forma más rápida y eficiente posible, lo que somete al cultivo a una exigencia máxima. En este punto es donde entra en juego Radisei, el nuevo bioestimulante radicular diseñado por Seipasa para optimizar la absorción de nutrientes, favorecer la puesta en marcha del cultivo y asegurar una producción final de alta calidad.
Bioestimulación integral del olivar
Radisei está desarrollado a partir de una cepa exclusiva de Bacillus subtilis. Esta bacteria promotora del crecimiento (PGPR) permite mejorar la arquitectura del sistema radicular a través del crecimiento de nuevas raíces y pelos absorbentes que ayudan a la planta a un mejor aprovechamiento de los recursos del suelo.
Su aplicación permite el desbloqueo de micro y macronutrientes esenciales en el suelo, lo que ayuda a que el árbol los absorba y los asimile mucho mejor y de la forma más eficiente.
Radisei también contribuye a una mejor respuesta frente a diferentes tipos de estrés en entornos complejos en cuanto a temperatura, salinidad y estrés hídrico. Se trata de un producto registrado en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y certificado en agricultura ecológica bajo normativa UNE.
Incremento en los parámetros de calidad
Desde el punto de vista cualitativo, Radisei tiene un impacto significativo en los niveles de calidad. Así lo indican los resultados del ensayo llevado a cabo por Seipasa en una explotación de olivar superintensivo de la variedad Arbequina.
El gráfico 1 muestra una significativa reducción del 30% respecto al control en los niveles de acidez del aceite en aquellas parcelas tratadas con Radisei. La acidez mide la cantidad de ácidos grasos libres que hay en el aceite. Cuando menor sea la acidez del aceite de oliva, mayor es su calidad. De hecho, se estima que la reducción de la acidez puede llegar a mejorar la cotización del aceite en origen en más de un 15%.
Gráfico 1: Grado de acidez del aceite.
El gráfico 2 muestra un incremento del 14% en la cantidad de polifenoles totales en aquellas parcelas tratadas con Radisei. Esta es una variable significativa ya que, al tratarse de antioxidantes naturales, los polifenoles protegen a los ácidos grasos del aceite frente a la oxidación y permiten aumentar su calidad.
Gráfico 2: Incremento de polifenoles totales (%).
Cuidar de los niveles de calidad del aceite es fundamental en un país como España, que defiende una posición de liderazgo al acumular casi la mitad de toda la producción mundial en la presente campaña, según datos del Consejo Oleícola Internacional.
Dentro del nuevo paradigma hacia el que camina el olivar español también juegan un papel importante las variedades y el trabajo de I+D+i que se realizada con ellas. Se buscan nuevas variedades adaptadas a modelos de producción en seto y superintensivo desde el punto de vista tecnológico, genético, productivo, y con mejor resistencia frente a las enfermedades más habituales del olivar.
Con todos estos ingredientes, y con la tendencia que apuntan todos los indicadores, el futuro pasa por una migración sostenida hacia el olivar superintensivo y olivar en seto, especialmente en aquellos lugares donde la climatología y la disponibilidad de recursos hídricos lo permitan.
Actualmente, se estima que el 70% de la superficie de olivar en España se cultiva bajo el sistema tradicional, el 23% en intensivo y el 7% restante bajo el modelo en seto o en superintensivo. No es osado aventurar una clara transformación de esas cifras a lo largo de los próximos 10 años, con una sensible reducción del olivar tradicional y un significativo aumento de la superficie en superintensivo y en seto.
La nueva realidad del olivar no se entiende sin la presencia de algunos actores generadores del cambio, entre los que se encuentra Agromillora. Tras más de 35 años, esta multinacional acumula una amplia experiencia en la implantación del olivar en seto a través de técnicas de cultivo basadas en la eficacia y en la rentabilidad. Todo ello, unido a los factores de producción apuntados a lo largo del artículo, esculpen poco a poco la nueva realidad del olivar en España. En ella, queda claro que el futuro que conocerán nuestros hijos se parecerá en poco o nada al pasado que alumbraron los más viejos del lugar.