La poda de la vid: cicatrización de heridas y estrategia para una brotación óptima
Viñedo en parada invernal
La poda de la vid es una práctica ancestral que el paso del tiempo ha convertido en tan importante como necesaria para una correcta gestión del viñedo. Técnicamente consiste en suprimir las ramificaciones de la cepa (sarmientos, pámpanos, hojas), de forma que la planta quede renovada y preparada durante la parada vegetativa que impone el invierno.
A pesar de tratarse de un proceso clave para asegurar la calidad de la cosecha, la poda de la viña representa una agresión sobre la planta, debido a que el corte de sus ramificaciones provoca heridas que deben ser cicatrizadas para evitar la aparición de hongos y enfermedades. Seipasa diseña soluciones que ayudan a la cicatrización de los tejidos vegetales dañados por la poda e impulsan las nuevas brotaciones de primavera.
La poda de la vid evita que la planta crezca descontrolada durante el invierno. Es un proceso que limita el desarrollo vegetativo de la cepa, armoniza la cosecha a través de la limitación del número de yemas que se mantienen en la misma y facilita el flujo y la distribución de la savia. También ayuda a ralentizar el envejecimiento de las cepas gracias al saneamiento de sus partes. Se trata, en definitiva, de darle forma a la planta para que sea capaz de gestionar y regular su producción de forma óptima. Además de mantenerla sana, la poda de la viña influirá de forma decisiva en la cantidad y la calidad de la vendimia de la próxima campaña.
A estas alturas del año, el viticultor ya debe de haber llevado a cabo la llamada poda en seco si esta es más temprana. La también conocida como poda de invierno se produce en el período de latencia, entre la caída de la hoja de noviembre y el inicio de la brotación de primavera.
Aquí es importante tener en cuenta algunos factores como la edad de la planta o la climatología. Se recomienda una poda más tardía (hacia final del invierno) en viñas más jóvenes, ya que estas son más sensibles a los efectos de las heladas. De la misma manera, una poda de invierno a destiempo, antes de que la planta entre en período de reposo, es desaconsejable, ya que impediría el traslado de las reservas desde las hojas hacia el resto de órganos de la planta y retrasaría la brotación.
La poda en seco o poda de invierno no es la única a aplicar. Una vez iniciada la brotación es necesario acometer la poda en verde, que consiste en suprimir partes herbáceas como brotes, despuntes, hojas etc.
Cicatrización de las heridas tras la poda
En cualquiera de los casos, la poda representa una agresión para la viña que debe minimizarse y ser lo menos severa posible. Los cortes generan heridas que deben protegerse para evitar tanto el envejecimiento de la cepa como la entrada de patógenos que provocan la aparición de enfermedades de la madera de la vid.
La poda de la vid actúa sobre partes leñosas, suprimiendo brazos y sarmientos. Dependiendo de su severidad, los cortes pueden dejar al descubierto partes del tronco de la planta, por lo que conviene aplicar algún tipo de tratamiento que actúe como pasta cicatrizante tras la poda.
Bryosei es un bioestimulante desarrollado por Seipasa que actúa como regenerador y cicatrizante de los tejidos vegetales dañados. Bryosei aporta energía a las plantas y activa su sistema defensivo. Además, su contenido en cobre, complejado por ácido lignosulfónico, interviene en la síntesis de la lignina y contribuye de forma decisiva en el proceso de cicatrización de las heridas.
Brotación y sistema radicular
Bryosei también actúa como impulsor del desarrollo vegetativo por lo que, además de reparar los tejidos dañados tras la poda, es una solución que ayuda a conseguir una brotación óptima una vez la planta ha iniciado este proceso.
La aplicación de Bryosei tras el arranque de la brotación permite que la savia fluya más rápido dentro de los haces vasculares, lo que facilita una rápida absorción y traslocación por hojas, tallos y raíces. Asimismo, su composición rica en zinc activa los enzimas necesarios para la síntesis de proteínas, a la vez que estimula la brotación. Por su parte, el manganeso contribuye a la síntesis de la clorofila, tan necesaria para la producción de carbohidratos.
La estrategia de Seipasa también incluye el uso del bioestimulante radicular Radisei, una solución que potencia el desarrollo radicular y desbloquea micro y macronutrientes esenciales. Con la brotación iniciada, la planta tiene una necesidad máxima de absorción de nutrientes. Radisei ayuda a la viña a generar un sistema radicular fuerte y desarrollado como medio absorción de agua, nutrientes, acumulación y posterior movilización de reservas, tan necesarias para el proceso que la planta tiene por delante.
Aunque parezca dormida, la viña no descansa ni en lo más profundo del invierno. Buena parte del éxito de la cosecha reside en los tratamientos que se aplican durante esta época del año para gestionar su crecimiento y desarrollo y conducirla hacia un estado de salud, vigor y rendimiento adecuados.