Las últimas campañas de fresa han desvirtuado el calificativo de ‘oro rojo’ otorgado al producto onubense. Los resultados no han cubierto las expectativas de los productores, que ahora buscan recuperar su posición. Para ello, deben hacer frente a la competencia de Turquía y Marruecos, pero también a la que está surgiendo en los propios mercados de destino: Alemania, Francia, Holanda y Bélgica.
La clave está en lograr una mayor competitividad, lo cual pasa por obtener productos diferenciados no sólo en cuanto a color, calibre y sabor, sino también en cuanto a valor nutricional y salud alimentaria. Una buena preparación del cultivo otorgando protección y fortalecimiento a la planta desde el principio, así como un tratamiento de la cosecha a través del control biológico y de sustancias naturales o combinadas con sintéticas en la primera fase de crecimiento, da como resultado una producción libre de residuos, en concordancia con la creciente demanda de los consumidores, que piden alimentos sin trazas de pesticidas.
Para alcanzar estos objetivos de calidad es necesario disponer a la planta frente a posibles enfermedades y condiciones de estrés que mermarían la calidad y la cantidad de la producción. Es por tanto en la fase de plantación cuando se hace imprescindible el uso de bioestimulantes y protectores radiculares como Seiland, de SEIPASA, con una novedosa formulación compuesta por una mezcla de microorganismos que coloniza el nicho ecológico de las raíces creando una barrera biológica que impide la invasión de agentes patógenos.
A diferencia del uso exclusivo de productos químicos, Seiland no sólo disminuye los daños causados por los patógenos, sino que también prolonga la vida productiva de la plantación, ya que consigue activar el desarrollo radicular y vegetativo estimulando al cultivo para que emita nuevas raicillas. Asimismo, ejerce de biofertilizante por su capacidad de fijar el nitrógeno o solubilizar el fósforo y porque aporta sustancias y enzimas beneficiosas.
Estrategias para lograr una fresa más competitiva
30 de abril de 2015